Biarritz es elegante. El Hotel du Palais es testimonio del pasado prestigioso que comenzó en la época de Napoleón III. Por cierto, se puede cruzar la ciudad en un trenecito, réplica de las locomotoras de 1850. Esta encantadora visita guiada le llevará por todos los barrios de Biarritz, desde la explanada del Faro al barrio de Halles, pasando por la Capilla Imperial, el Museo del mar - Acuario  o el Museo Asiatica.

Como en Biarritz son aficionados a las leyendas, la Roca de la Virgen se convirtió en su símbolo. Se cuenta que en 1864, unos balleneros se quedaron atrapados en una gran tormenta. Creían que les había llegado la hora cuando, de repente, una luz les ayudó a orientarse y a entrar sin obstáculos en el puerto. Por iniciativa de Napoleón III, la Roca se unió a la tierra con un puente y se colocó allí una Virgen protectora.

En 1887, Gustave Eiffel construyó un nuevo puente, que sigue allí en la actualidad. Desde la roca se puede contemplar la costa, desde el puerto de Bayona hasta España, pasando por las amplias playas de Anglet y el Casino de Biarritz. Sus mesas de juego son frecuentadas por jugadores de todo el mundo y sus máquinas tragaperras han convertido a muchos novatos.