Un museo sirve para instruir, soñar, viajar, cultivar la mente y, en ocasiones, también el cuerpo. La Costa Vasca le invita a descubrir una parte inesperada de su historia y su tradición: el chocolate. Porque la epopeya del chocolate también pasó por los marineros vascos que se embarcaron rumbo a América. Era una bebida ritual en las civilizaciones precolombinas (olmecas, mayas y aztecas). Lo llamaban «Xocoalt».

El chocolate simbolizaba la abundancia y la fertilidad. En el siglo XVII, comunidades judías que huían de la Inquisición se instalaron en el País Vasco. Allí desarrollaron la receta de elaboración del chocolate. El País Vasco se hizo rápidamente un nombre en este sector en boga. Se puso a producir un chocolate fuerte e intenso. El chocolate es un perfume y un sabor que ha transformado a países enteros, pero también es una cultura, una historia y una economía.

A este universo se han dedicado el «Planeta Museo del chocolate» de Biarritz y el Taller del chocolate Andrieu en Bayona. Le invitan a descubrir el cacao, desde sus orígenes hasta su paladar, pasando por su transformación en la chocolatería. Para que pueda disfrutar al máximo, la visita termina en la tienda, donde le ofrecerán chocolates sutiles u originales como, por ejemplo, el chocolate con pimiento de Espelette.